martes, 23 de septiembre de 2014

APUNTES DESORDENADOS sobre ROSAURA A LAS DIEZ de Marco Denevi



APUNTES DESORDENADOS sobre ROSAURA A LAS DIEZ de Marco Denevi

 

 

Rosaura a las diez  es una novela de Marco Denevi que en  1955 ganó el Premio Kraft, muy destacado en aquel momento.


 Desde el punto de vista de la construcción del relato la novela resultó muy novedosa para su tiempo porque la historia se "arma" a modo de rompecabezas, uniendo los testimonios y la carta en la que se devela la verdadera identidad de Rosaura. Denevi confesó que él no había inventado nada, que había tomado la idea de la novela de Wilkie Collins LA PIEDRA LUNAR.

 Hacía un montón de años que yo tenía La piedra… en mi biblioteca, pero no me había tentado de leerla hasta entonces. Me aventuré y la leí (y en mi aventura arrastré a alumnos que me deben haber maldecido)  Aquí se aprecia eso que les peguntamos a los chicos ¿por qué se parecen estas obras si las historias  no tienen entré sí  nada que ver? La novelísima larga de Collins , amigo de Charles Dickens te lo cuento de paso, está compuesta por declaraciones, transcripciones, cartas, y más que no me acuerdo. Igual que Rosaura. Además de la historia, es una crítica al colonialismo inglés  y habla con sorna de los fanatismos religiosos, las diferencias de clases y las exageraciones en la defensa del honor. Es un policial que se sale de la norma aunque tiene  un enigma y una investigación, pero el policía desaparece en la mitad de la novela para reaparecer cuando las cosas están más claras.

 Denevi no hace una crítica social en su novela, no muestra ningún indicio de la situación política, presenta  un Buenos Aires, cuyos protagonistas  de clase media -tirando a baja-  son   gente solitaria que vive en pensiones. También hay opulentos , pero también solos, en caserones de Belgrano.  Por el bajo andan los delincuentes en hoteles de mala muerte o lupanares.  Es un momento en el que los muchos inmigrantes que se afincaron en la Argentina, se adaptaban a vivir en este continente.  Lo vemos en Milagros Ramoneda, la dueña de la hospedería del Once en la que reside Camilo Canegato desde hace 12 años, una conversadora madrileña que da sus propias interpretaciones de los hechos y sin querer cambia la suerte de Rosaura? y la de Camilo.  Con su subjetividad y la certeza de que ella es la dueña de la verdad, precipita a Camilo en un embrollo del que él no verá cómo salir.    

 La novela nos hace pensar en el tema de la mentira y cómo se puede caer víctima de ella. Las ensoñaciones de Camilo eran las mentiras que le daban vida, el pobre tipo era feliz mandándose cartas de amor, haciéndoles  creer, a esos corrillos de mujeres que lo rodeaban,   que él podía ser amado. Él,  un hombrecillo insignificante, correcto hasta el aburrimiento,  enamorado  en secreto de Matilde ¿Por qué alguien no pueda amarlo a él?  Camilo en su ceguera no nota que la hija de la hospedera le corresponde el cariño y  cuando ve a la joven besuqueándose con Hernández  se inventa lo de las cartas. ¿Acaso las mujeres, según Coretti, no somos como gallinas que todas queremos picotear en lo mismo?

 

Camilo se siente  invisible pero él también invisibiliza a la mucama, esa mula o burra- según la llama Milagros-  que lo quiere en silencio y sufre por ser ignorada. Su manera de mostrar  amor es darle las porciones más suculentas de comida a Camilo, bajo la mirada atenta de la señorita Eufrasia Morales que se queja de las tajadas más finas para ella.

 Eufrasia Morales, otra solitaria, maestra jubilada que detesta a los niños y su vida consiste en espiar a los demás.  Denevi juega con el nombre de este personaje, la eufrasia es una flor con la cual se hace un colirio para aclarar la vista.  ¿Se hubiera  descubierto la verdadera historia criminal si la señorita no hubiera sido tan observadora? Es ella la que descubre que la mucama tiene la carta que le va a dar sentido a la historia de Rosaura.  Pero no sólo tiene los ojos abiertos la señorita Eufrasia, también las orejas porque oye el altercado entre Camilo  y Rosaura; ese griterío que había sido interpretado por el soberbio David Réguel como lo que ahora entendemos por violencia de género.

 

Reguel es un prejuicioso que se había enamorado de Rosaura, juzga a Camilo por su aspecto físico, lo ve pusilánime, timorato, menudo, por eso cree en su culpabilidad. Sospecha que detrás de esa apariencia de inocente se esconde un pervertido que ha seducido a Rosaura y que a ella no le queda más que aceptarlo porque es una joven inexperta que no sabe cómo rechazarlo.   David Réguel es tan terco como Milagros, no deja huecos para la duda y lo que él dice es res iudicata.

 

 

 


 

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